Los colchones son un elemento imprescindible en nuestro hogar. Por tanto, elegir el adecuado es una decisión compleja: aspectos como el tamaño o la firmeza inciden directamente en la calidad de nuestro descanso. Y, aunque los expertos sugieren que nos enfrentamos a este dilema cada diez años, la verdad es que a menudo lleva más de una década sacar un colchón usado de una casa. Durante este período, mientras conservaba su propiedad, lo habitual era pasar de primaria a secundaria, ocupando la cama de un visitante o acumulando polvo en un rincón.
Por mucho que se estire, llegará un momento en el que se acabe la vida útil de cualquier colchón. En este punto surge la pregunta: ¿qué podemos hacer para deshacernos del colchón viejo? En España, 1,5 millones de colchones acaban en los vertederos cada año. Solo el 10% se recicla finalmente. Se trata de un problema de almacenamiento por su voluminoso tamaño, y de un problema medioambiental por la gran cantidad de residuos que generan. Afortunadamente, cada día disponemos de soluciones más respetuosas con el medio ambiente, por lo que sustituir los colchones no es un problema.
Siempre hay una opción
Si está en buenas condiciones pero ya no se usa, hay otras formas de reutilizarlo, como donarlo o venderlo en una plataforma usada. Lo ideal es que la primera opción no sea tirarlo, sino maximizar su vida útil. Proyectos como el de la Asociación de Recicladores de la Sociedad Española y Economía Solidaria (AERESS) incluyen entidades solidarias que trabajan para reducir, reutilizar y reciclar los residuos para que otros puedan disfrutarlos. Dentro de este grupo, ONG como Solidança en Barcelona, Traperos de Emaús en Pamplona o Proyecto Lázaro en Alicante se dedican a la recogida de colchones que se pueden utilizar en casa.
También existen opciones para el desecho adecuado de colchones en mal estado. Actualmente, existen varias formas de entregar colchones usados a gestores especializados para desmantelarlos, extraer materiales de ellos y realizar un proceso de reciclaje específico del tipo. En concreto, uno de los principios de la economía circular es la reutilización de materiales recuperados como materia prima para la elaboración de nuevos productos. Sin embargo, los datos muestran que España todavía tiene mucho camino por recorrer en este sentido. Así lo refleja el Informe del Fondo COTEC sobre la Situación y Desarrollo de la Economía Circular en España en 2021, que recoge que en 2019 solo el 10% de la demanda total de materias primas cubiertas por material reciclado. Esto está cerca del uso promedio de material redondo registrado en la UE-27 (11,8 %), aunque mucho más bajo que en otros territorios como los Países Bajos (30 %) y Francia (20 %).
Los colchones contienen muchos elementos: tela, muelles de acero, caucho, etc. La mayoría de ellos tienen una tasa de reciclaje alta, pero las mejoras han aumentado la posibilidad de elementos que son más difíciles de reciclar, como el poliuretano. La espuma de poliuretano es un material celular de baja densidad, un tipo de esponja que cumple con las características de las denominadas «Llenas de residuos». No se puede derretir y reciclar. También es no biodegradable. Hasta ahora, comúnmente se trituraba mecánicamente para ser reutilizado como relleno o aislamiento, aunque se está trabajando en una alternativa más nueva para darle vida. Segunda vida: reciclaje químico. “Es un proceso que transforma químicamente el poliuretano en una materia prima que se puede reutilizar en el proceso”, explica Raquel Sánchez Magdaleno, directora senior de intermedios del laboratorio de tecnología de producción de espumas de Repsol.
El resultado es un poliol circular que puede incorporarse a nuevos procesos de fabricación de espuma que normalmente se utilizarían principalmente en colchones y otros muebles. Raquel Sánchez destaca que el proceso tiene muchos beneficios ambientales, ya que evita enviar residuos voluminosos a los vertederos, lo que ayuda a reducir las emisiones de carbono.
Como parte de su estrategia de economía circular, Repsol está construyendo el complejo industrial de Puertollano, la primera planta de tratamiento químico de espumas de poliuretano de España, capaz de procesar unas 2.000 toneladas de este residuo al año, equivalentes a 200.000 colchones. Multinergética espera que la instalación invertida de 12 millones de euros esté lista para su uso a finales de año.
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